Verdades y mentiras del diseño nórdico

El estilo y diseño escandinavo continúan entre los favoritos de críticos y consumidores. Además, en los países nórdicos, el interés por el interiorismo es enorme. La fascinación por el “hygge”, término danés que hace referencia al calor acogedor del hogar, es otra prueba más de que este estilo de vida está más de moda que nunca. Coincidiendo con la Feria del Mueble de Estocolmo de este año, donde los diseñadores más importantes locales e internacionales están enseñando sus últimas creaciones y tendencias, repasamos, de la mano del equipo editorial de Houzz Suecia, las 6 percepciones más comunes sobre los interiores nórdicos… para acabar (o intentarlo) con algún que otro mito.

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1. El color blanco está en todas partes…


Es cierto que los nórdicos adoramos los sencillos e inmaculados interiores. Quizás sea porque el blanco nunca pasa de moda y es una opción fácil; quizás, porque en esta región del planeta los otoños y los inviernos son tan oscuros, que las estancias pintadas en tonos sombríos te harían querer hibernar… durante cinco meses.

Pero… Eso no significa que no nos guste el color. En los últimos años, vivas tonalidades están desterrando a los sempiternos blanco y gris de nuestras paredes. Los colores pastel (vale, no es mucho riesgo: pero algo es algo), ganan terreno, aportando vida a cualquier hogar nórdico.

Por lo demás, somos cada vez más conscientes del poder de un color llamativo en la pared, y muchos diseñadores e interioristas han decidido dejar de lado la discreción, para pintar sus casas en tonos como el rosa pastel, el verde esmeralda o el azul marino.

 

2. Manda el minimalismo…


Hay algo en los espacios sencillos y en los interiores minimalistas que atrae a daneses, suecos, finlandeses, islandeses y noruegos por igual. Una de la características de estos espacios es la combinación del blanco y el negro —a veces, jugando con diferentes estampados—, así como los distintos tonos de gris.

Estos colores van de la mano con los suelos de madera, buque insignia del diseño nórdico… que resaltan, especialmente, cuando añadimos, también, el verde de las plantas.

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Pero… El diseño escandinavo esconde otra cara, una que se deleita con colores y estampados, y que huye del tradicional diseño nórdico minimalista, para acercarse al movimiento artístico y artesanal.

Svenskt Tenn, por ejemplo, es una compañía sueca conocida por sus propuestas cálidas y atrevidas, herencia del histórico Josef Frank. Los coloridos diseños de este arquitecto y diseñador, fallecido en 1967, se encuentran a menudo en los hogares nórdicos, equilibrando tanta sobriedad.

Por cierto, si vas a Londres esta primavera y eres un apasionado del diseño nórdico, acércate a conocer el legado de Josef Frank: el Museo de la Moda y el Textil, le dedica una retrospectiva hasta el 7 de mayo.

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3. La madera y los materiales orgánicos: favoritos de favoritos

Al menos tres de los países nórdicos cuentan con vastas hectáreas de bosques: nuestros muebles se fabrican, desde siempre, con madera. Sí, ya sabemos que ahora hay otros materiales en el mercado, pero por aquí seguimos prefiriendo los orgánicos, en una especie de homenaje perpetuo a la naturaleza.

Pero… Hay muchos artistas nórdicos que ya están trabajando con alguno de esos nuevos materiales, como la estilista danesa Anne Rimmer, propietaria de la empresa de diseño de interiores Dims. Entre otros productos, Anne diseña estantes de acrílico. Echa un vistazo a su colorido –y kitsch– hogar, lleno de muñecas, flamencos y estampados de rayas.

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4. Hay iconos del diseño en todos los hogares

Estamos muy orgullosos de nuestros diseñadores, conocidos y admirados en todo el mundo: Poul Henningsen, Arne Jacobsen, Verner Panton, Josef Frank, Lisa Larson, Carl Malmsten, Alvar Aalto… Y la lista podría seguir.

Esto nos lleva a afirmar que, si visitas una vivienda nórdica y ves una lámpara o una silla con un diseño que reconoces, es bastante probable que se trate de un original. No nos gustan los objetos de imitación.

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Pero… Podrás ver muchísimos diseños originales nórdicos que no tienen un coste tan elevado como el de la lámpara Artichoke de esta fotografía (a partir de 7.634 euros en Naharro, el modelo de un diámetro de 48 cm en acabado blanco). De hecho, nos enorgullece encontrar lo que serán futuros clásicos en las tiendas de esa marca de interiores tan conocida, que o nos encanta o la detestamos, pero que representa con orgullo la democracia del diseño. Y aunque los nuevos diseñadores a menudo busquen inspiración en antiguos genios, lo cierto es que gran parte del encanto del diseño nórdico es que se reinventa cada día.

 

5. Vivimos en contacto con la naturaleza

Imaginar el estilo de vida nórdico, ese que retratan los libros o series de televisión, implica viajar a pintorescos pueblos rurales o bonitos y ventosos archipiélagos. No vamos a negar que en esta región del mundo reinan los bosques y la tranquilidad, y que tenemos una estrecha relación con la naturaleza. Tanto el entorno, como las condiciones climáticas, pueden ser muy duros –también fascinantes–, así que, parece normal que clima y paisaje jueguen un papel fundamental en nuestra cultura.

Espacio creado por Elding Oscarson, foto original en Houzz

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Pero… según estudios estadísticos de Naciones Unidas, el 94,2% de los islandeses, el 87,5% de los daneses, el 85,8% de los suecos, el 84,2% de los finlandeses y el 80,5% de los noruegos viven en ciudades, pueblos o conurbaciones –núcleos urbanos vinculados. Vale, estas cifras se basan en lo que los propios países consideran zonas urbanas, por lo que no podremos compararlas con una densidad de población como la del barrio de Manhattan. En cualquier caso, el mito de que vivimos aislados no lo es tanto.

Y vivamos donde vivamos, encantadores pueblos o modernas ciudades, nuestra pasión por la arquitectura siempre está ahí. Un ejemplo es esta casa de Malmö, al sur de Suecia y la tercera ciudad más habitada de Suecia con casi 300 mil habitantes, de los arquitectos Elding Oscarson.

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6. El “hygge”: algo que se puede comprar

Desde que el término danés “hygge” –concepto que hace alusión a la calidez acogedora del hogar–, se hiciera famoso en 2016, se han desatado toda una fiebre por dar y recibir consejos para integrarlo en nuestras vidas cotidianas, nórdicas o no nórdicas.

Por desgracia, muchos de estos consejos se centran en los objetos materiales que supuestamente necesitarías para percibir esas sensaciones: zapatillas de borreguito, una taza de té caliente, un fuego a tierra, etc. Un concepto que nació como algo espiritual, está empezando a convertirse en un lema comercial…

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Pero… Para nosotros, el “hygge” –citando un artículo de Houzz de 2015–, sigue siendo “un concepto que hace referencia al calor acogedor del hogar, a pasar tiempo con nuestros seres queridos en una vivienda llena de luz y objetos con un gran valor sentimental que nos llenan de alegría día tras día. El hygge no se puede comprar ni encargar. Es ese sentimiento de alegría propio de los nórdicos que solo se puede encontrar en casa”.

¿Conclusión? Vacía el carrito de la compra de esa página web que tienes abierta en el ordenador, y no gastes más dinero en cosas innecesarias para la casa. El objetivo es apreciar los placeres cotidianos que encuentras en él. ¿Otro tópico-verdadero escandinavo que añadir a la lista? Muy probablemente.

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